Mensaje del Obispo Solis sobre las medidas de emergencia tomadas

Saludos de la paz y el amor de Dios! Ya deben haberse enterado de la decisión que tomé después de mucha oración por la Diócesis de Salt Lake City sobre el brote del coronavirus. La Organización Mundial de la Salud lo ha llamado una pandemia. El gobernador Gary Herbert y el gobierno local de Utah nos han hecho conscientes de esta creciente crisis en nuestro estado. En vista de esto, he implementado medidas de emergencia en respuesta para ayudar a enfrentar esta grave situación. Estas medidas incluyen la suspensión temporal de la celebración pública del culto, incluyendo las Santas Misas, la dispensa de la obligación de asistir a misa los domingos y la enseñanza en nuestras escuelas católicas a través de instrucción remota en lugar de en las instalaciones. Estas medidas permanecerán en vigor hasta el 31 de marzo, o hasta nuevo aviso. Esta fue una decisión muy difícil. Con hondo pesar, he cancelado la misa, la celebración de otros sacramentos, pospuesto los funerales y también los eventos religiosos como el retiro de Cuaresma diocesano que implican la presencia de muchas personas. Mi decisión, en consulta con otros líderes diocesanos, es prestar atención a la advertencia de las autoridades en un esfuerzo por ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad para salvaguardar la salud de los más vulnerables y para el bien de la comunidad. Hoy en día, no se trata sólo de contener la enfermedad, sino que también debemos considerar una posibilidad mayor de poner en peligro la vida de muchos en nuestra comunidad. Tal vez sea una superabundancia de cautela, pero en virtud de las graves circunstancias, me parece prudente actuar ahora. Les pido su comprensión y que amplíen su perspectiva de todo el asunto. Es más que ser yo, individualmente, sino nosotros, como comunidad. Los católicos somos una minoría aquí en Utah, pero una gran parte de esta comunidad. Nuestro gobierno local ha pedido a los diversos sectores de nuestra comunidad nuestra cooperación y ayuda para hacer frente a esta crisis, y estamos haciendo nuestra parte. A nuestra humilde manera, podemos contribuir a ayudar en este tiempo de crisis absteniéndonos temporalmente de la Santa Misa, la cumbre de nuestra vida y culto cristiano como católicos, en un espíritu de sacrificio y caridad, por el bien de los demás y el bien mayor de nuestra comunidad, especialmente los que son vulnerables a la enfermedad. En estos tiempos difíciles, por favor continúe orando y practicando nuestra fe. Adoremos como una comunidad, y el don de la gracia de la fe dada por el Espíritu Santo crece en la comunidad, así como en nosotros individualmente. Aunque no podemos reunirnos en un espacio de culto, podemos participar en una comunión espiritual viendo la celebración de la Santa Misa en la televisión o en los medios sociales, a través de nuestro sitio web diocesano o de YouTube. Nuestras iglesias permanecen abiertas para sus visitas personales y oraciones ante el Santísimo Sacramento también. También puedes rezar individualmente o en casa con su familia. De manera especial, busquemos la gracia y la misericordia de Dios haciendo uso de la Santa Biblia, y de libros espirituales e inspiradores, así como de devociones piadosas como el Rosario, el Vía Crucis y las Novenas. Oremos los unos por los otros, especialmente por los afectados por el coronavirus, así como por las personas que los cuidan y los trabajadores de la salud. Pidamos a Dios la gracia de la fuerza y el valor para poder soportar nuestras pruebas y sufrimientos, siguiendo el ejemplo de nuestros antepasados en la fe e invocando a nuestra Madre Santísima para que interceda por nosotros. Que nuestra confianza en el poder de Dios y a través de la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos ayude a terminar esta pandemia y nos conceda su salvación. En este tiempo de necesidad, invito a todos los fieles a buscar juntos la intercesión maternal de Nuestra Señora de Guadalupe, y comparto con ustedes esta oración del Arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de los Ángeles y Madre de las Américas. Acudimos a ti hoy como tus amados hijos. Te pedimos que intercedas por nosotros con tu Hijo, como lo hiciste en las bodas de Caná. Ruega por nosotros, Madre amorosa, y obtén para nuestra nación, nuestro mundo, y para todas nuestras familias y seres queridos, la protección de tus santos ángeles, para que podamos salvarnos de lo peor de esta enfermedad. Para aquellos que ya están afectados, te pedimos que les concedas la gracia de la sanación y la liberación. Escucha los gritos de aquellos que son vulnerables y temerosos, seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar. En este tiempo de dificultad y prueba, enséñanos a todos en la Iglesia a amarnos los unos a los otros y a ser pacientes y amables. Ayúdanos a llevar la paz de Jesús a nuestra tierra y a nuestros corazones. Acudimos a ti con confianza, sabiendo que realmente eres nuestra madre compasiva, la salud de los enfermos y la causa de nuestra alegría. Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos en el abrazo de tus brazos, ayúdanos a conocer siempre el amor de tu Hijo, Jesús. Amén. Sinceramente en Cristo,

+Reverendísimo Oscar A. Solis Obispo of Salt Lake City

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